Historia de la industria en Chile

El salmón es el segundo producto de exportación de Chile, luego del cobre, y Chile ha logrado un rol relevante en la industria salmonera a nivel mundial. Hoy nuestro país es el segundo productor de salmónidos en el mundo después de Noruega, concentrando el 25% de la producción mundial.

Chile posee condiciones privilegiadas para el cultivo de salmónidos. La extensa costa de Chile, y la abundancia de fiordos con temperaturas y condiciones hidrográficas adecuadas, principalmente en el sur del país, representan importantes ventajas comparativas naturales para la salmonicultura.

Los primeros procesos, de carácter experimental en nuestro país, datan del siglo XIX con intentos iniciales de introducir salmón en las aguas chilenas. Incluso hay reportes de 1885 sobre la llegada de huevos de salmón y trucha, y de 1905, con la importación de los primeros huevos de salmón del Atlántico (Salmo Salar) y trucha arco iris (Oncorhynchus Mykiss).

El Estado se involucró con diversas iniciativas para impulsar el cultivo del salmón del Pacífico y Chinook. Un hito importante se produjo en 1969, cuando se formalizó un programa para introducir el salmón del Pacífico en Chile, gracias a un acuerdo entre la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), la Asociación de Pesca de Japón y la Agencia Nacional de Pesca de Chile. Este proceso incluyó la capacitación de profesionales y técnicos chilenos en Japón, pero además, sentó las bases del despegue de la industria del salmón en Chile, pues permitió el desarrollo de capacidades tecnológicas y de conocimientos necesarios para la producción local.

A mediados de los 70, comenzó la fase industrial y comercial de la salmonicultura en el país, con la instalación de compañías japonesas y holandesas que se suman a las locales. En este contexto es que en 1976 se creó el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), entidad estatal que fiscaliza la producción acuícola.

A mediados de los 80, la salmonicultura era una industria en expansión, aumentando la presencia de firmas y la producción, junto con transformarse en una fuente relevante de crecimiento económico y empleo para el país, pero en particular en las regiones del sur. La apuesta fue diversificar las exportaciones del país, incluyendo programas en sectores frutícolas, vinícolas, madera, silvicultura, pesca y acuicultura.

La salmonicultura tuvo un crecimiento significativo pasando de 1.200 toneladas producidas en 1985 a 60.000 toneladas en 1991. Las técnicas de alimentación y limpieza de desechos que se emplearon en los comienzos de esta industria se fueron perfeccionando y dieron paso a nuevos procedimientos, con mayores grados de profesionalización y la adopción de estándares internacionales.

En los 90 el crecimiento se mantuvo y llevó a la definitiva internacionalización del salmón producido en Chile. La producción mundial se concentró en países como Noruega, Escocia y Chile, con un modelo de acuicultura industrial. Las empresas chilenas se enfocaron en buscar nuevos mercados consumidores, que se sumaron a los principales, Estados Unidos y Japón.

La industria tuvo un quiebre en 2007, cuando el virus ISA (infectious salmon anemia) provocó fuertes cambios: el 60% de los centros de cultivo dejaron de producir y los empleos se vieron afectados. Sin embargo, tras el golpe que implicó el ISA al sector y la introducción de un nuevo marco regulatorio, esta industria experimentó un ciclo de recuperación importante, ya que esta crisis en la práctica representó también una oportunidad de dar un salto y conocer prácticas innovadoras y más seguras para llevar adelante esta actividad productiva.

En la actualidad, la industria salmonera en Chile es un eje relevante en el desarrollo económico y social de las regiones de La Araucanía, Los Lagos, Los Ríos, Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo y Magallanes y de la Antártica Chilena, debido a condiciones geográficas y climáticas ventajosas, tales como la temperatura del agua, multiplicidad de bahías internas con buena circulación de aguas, cercanía a flujos naturales de agua dulce, etc. El cultivo controlado y procesamiento de salmónidos se realiza de manera intensiva en estas regiones del país, posibilitando mediante estos y otros elementos, que Chile se sitúe como el segundo mayor productor de salmónidos.